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Introducción al libro de los Elyos
Vinieron hace un año, esos amigos, esos malditos Asmodians.
Aparecieron de la nada, saltando a través de uno de nuestros portales
justo después de que se marcharan nuestros legionarios. Cobardes. Nos
masacraron como si fuéramos madera, y aunque los más valientes trataron
de resistir su ataque, ¿Qué esperanza había contra estos seres
inmortales? Yo huí, no me avergüenzo de decirlo, yo huí mientras mis
amigos, mis vecinos y mi familia eran asesinados.
Alguien tiene que recordar actos como estos, ya que es a través
de estas acciones cuando un ser racional puede ver que somos un pueblo
honorable y ver quienes son los malos. Así que corrí y me escondí, y
cuando volví ayudé a enterrar a los muertos. "¿Por qué?” Pregunté. "¿Por
qué alguien haría algo como esto?”. Entonces me di cuenta de lo poco
que sabía sobre la historia de nuestro planeta. Poco después empecé a
investigar sobre lo que ocurrió hace años, cuando comenzó la guerra
contra aquellos que considerábamos nuestros hermanos, los Asmodians.
Dentro de estas páginas encontrarás todo lo que he descubierto sobre
Atreia, de los que vivieron y de los que vivimos en estas tierras
sagradas.
¿Nosotros somos arrogantes? .Puede que si. He visto tanta
arrogancia entre Elyos como calidez y generosidad. A los Asmodians los
he visto con mis propios ojos, me han hecho probar mi propia sangre.
Esas criaturas, convertidas en viles monstruos… ¿Han sido maldecidas por
Aion? .Es posible que nosotros los Elyos, bellos como somos, ¿Estemos
bendecidos? .Somos el reflejo del medioambiente en el cual hemos
sobrevivido y vivido. ¿O son ellos un reflejo nuestro? .Por mi vida que
no lo se.
Mi nombre es Rafaela, y aquí debajo he detallado mi
investigación. Solo deseo que encuentres útiles mis notas y que sirvan
de ayuda para liberar este hermoso y roto mundo de los demonios que lo
infestan.
Capítulo 1: Creación
Hace incontables milenios, nuestro dios, Aion, creó Atreia. Nuestro
mundo era hermoso, un planeta lleno de vida y color con la poderosa
Torre de la Eternidad que abarcaba el núcleo de nuestro mundo. Durante
esa época Asmodians y Elyos éramos todos iguales, simplemente llamados
humanos. Nuestro mundo estaba aislado y nuestros hogares estaban
iluminados por la suavidad y gentileza de la torre. Ella nos nutría, nos
daba esperanza y era nuestro soporte. A su vez nosotros éramos
subordinados de nuestro dios, Todo esto no son solo historias y cuentos
que han pasado de generación en generación si no que lo confirman
inscripciones y artefactos que nuestro arqueólogos han encontrado.
El por qué Aion creó este mundo es un misterio. Sin embargo, en
retrospectiva podemos ver que nuestro Dios tenía un reto monumental
guardado en el almacén para nosotros, una monstruosidad fue convocada
para poner a prueba nuestra voluntad y la fuerza de nuestras
convicciones.
Capítulo 2: La Edad de los Balaur
Fueron llamados draken, a nuestros ojos eran unas bestias terribles.
Una de nuestras más antiguas fábulas menciona a estas monstruosidades,
por las noches asustamos a los niños que se portan mal con la furiosa
ira y la sed de sangre de estos engendros.
Rápidamente aprendimos a escondernos de ellos, usando enclaves
naturales para mantener sus ojos alejados de nosotros. Aun así hemos
perdido miles de los nuestros, mientras que otras criaturas han sido
eliminadas en virtud de sus implacables ataques.
Otras, como los Mau, y los Krall, fueron esclavizados por los
draken; solo se les mantiene vivos para que su fuerza bruta pueda se
usada en contra de nuestros enemigos.
Los draken, fueron enviados por Aion para que se cumplieran las
reglas en Atreia, a la vez que aumentaban en número, mayor era su
confianza. Sin embargo, su codicia por el poder fue creciendo, poco a
poco fueron olvidando su verdadera misión, y también a su Dios. Nuestras
historias relatan un día en particular, cuando algo cambió en los
draken. De repente eran más organizados, y algunos de ellos dominaban al
resto. Más tarde supimos que estos draken eran llamados ‘awakening’, y
fue durante esa época cuando sus nuevos amos, los cinco Señores Dragón,
renombraron a sus descendientes con el nombre que actualmente los
conocemos, los Balaur.
Cuando nuestros ancestros vieron por primera vez a los Balaur,
pensaron que eran una nueva especie, ya que su apariencia física y sus
habilidades eran muy diferentes. Solamente después de sus primeros
ataques reconocieron la brutalidad de sus asaltantes, y su incesante
deseo de extinguir la vida, la verdad apareció ante nuestros ancestros:
Estas criaturas, que aparentemente habían recibido la bendición de Aion,
eran los mismos engendros de antes que brutalmente aniquilaban raza
tras raza en el mundo de Atreia.
Los Balaur habían olvidado completamente su misión, arrogantes y
codiciosos demandaron más poder a Aion del que podía proporcionarles.
Aion se lo negó, amenazado por las posibles consecuencias de que
poseyeran un poder destructivo tan terrorífico, semejante al que nuestro
benevolente creador. Sus poderes fueron reprimidos por Aion, los Balaur
renegaron de su Dios. Y siguieron adelante con sus temas bélicos y
poniendo en peligro la misma Torre de la Eternidad.
Capítulo 3: La guerra milenaria
Nuestros ancestros fueron valientes, se mantuvieron unidos en defensa
de la Torre y del Dios que amaban. Sin embargo, los Balaur, con su gran
fuerza bruta, varias veces atravesaron nuestras filas, y sacrificaron a
miles de los nuestros. En un movimiento desesperado, Aion creó los 12
Señores Empíreos, 12 poderosos guardianes con la tarea de reinar sobre
los Balaur y restaurar la paz en Atreia. Aion también creó el Aether,
una sustancia que los Señores Empíreos pudieran manipular para
protegerse ellos y sus seguidores de los Balaur. Esta sustancia se
utilizó para crear un escudo protector sobre la torre de Aion, tan
grande que permitió a nuestros antepasados descansar dentro de sus
fronteras y lentamente, día a día, restaurar algo de civilización.
Así empezó la guerra milenaria, un conflicto que sufrieron las
tierras y las criaturas que no estaban bajo la protección de nuestro
escudo de Aetheric, a todo aquel que ofrecía una mínima resistencia los
Balaur pagaban con ellos toda su frustración haciéndoles sufrir y gritar
de agonía. Las inscripciones que poseemos actualmente muestran a
nuestra gente prosperar durante el período en que los Señores Empíreos
luchaban valientemente contra los Balaur, a veces llevando con ellos
humanos que eran capaces de utilizar el Aether de una forma similar a
los Señores Empíreos. A estos individuos se les llamó Daeva, y con el
paso del tiempo aumentaron su poder llegando a superar el nuestro.
Virtualmente eran semidioses, y pronto se convirtieron en piezas
fundamentales para nuestro futuro. De hecho, su capacidad para volar ha
llevado a muchos de nosotros a creer que son ángeles enviados por Aion
para poner orden y estabilidad en nuestro mundo.
La guerra asoló durante años, durante este tiempo ambos bandos
tomaban ocasionalmente el control, parece que esta guerra estaba
perfectamente equilibrada. Si una de las partes eventualmente cantaba
victoria, las pérdidas que había tenido en su propia gente eran casi
insoportables.
Por el miedo de continuar con esta agobiante y desmoralizadora
guerra, algunos de nuestros Señores Empíreos comenzaron a buscar otras
maneras de poner fin a esta lucha.
Capítulo 4: Esperanza
De todos los Señores Empíreos, el que más habló a nuestro pueblo fue
una hermosa figura llamada Ariel. En una de sus primeras noches en
Atreia, Ariel bajó de la Torre de Aion y habló con nosotros alrededor de
nuestra fogata. En todo momento, ella fue paciente y cuidadosa, y nos
contó todo lo que necesitábamos saber. Los Balaur, aterradores y
poderosos como eran, no se atrevían a cruzar el escudo Aetheric. Por
primera vez en muchos, muchos años, estábamos seguros. Todavía tenemos
la talla de piedra que representa esa noche, mostrando esa figura
femenina, con los brazos abiertos, observándonos con lágrimas de alegría
cómo celebrábamos nuestra primera vez a salvo en muchos, muchos años.
Os voy a hablar sobre Ariel, porque ella fue la primera en
reconocer la sabiduría del Señor Israphel, que hizo una inesperada
propuesta paz viendo que era la única solución posible al conflicto. Fue
ella quien tuvo la visión de saber que la victoria, en caso de que
fuera posible, seguramente nos dejaría muy mermados y fue
suficientemente valiente para hacer frente al resto de Señores Empíreos,
y condenar tanto su sed de sangre como la gloria que buscaban en las
batallas.
Ella se hizo eco del punto de vista de Israphel: que si llevamos
atrapados cientos de años en esta guerra, ¿qué garantía tenemos de que
esta atroz guerra no vuelva en dos o tres, o en mil años? .Ariel
observó, que tal y como Israphel había dicho, de continuar con esta
exhausta guerra, correríamos el riesgo de perder más que meras cifras.
Perderíamos algo que nos haría peor que los Balaur y el resto de feroces
bestias que viven en este mundo: nuestra humanidad. Era bien sabido por
todos que Israphel odiaba a los Balaur más que a nada. Si él pudo
superar su odio en nombre de la paz, entonces todo el mundo puede
hacerlo, de hecho debe de servir de ejemplo.
No tenemos registros de qué es exactamente lo que se dijeron
entre los Señores Empíreos, pero a partir del anuncio de Israphel,
sabemos que había algo de controversia entre Ariel y algunos de los
Señores más belicosos. Estaba claro que la decisión de paz tendría
oposición, y por primera vez, aparecieron fisuras en nuestro frente
unido.
Pero incluso los belicistas y los buscadores de gloria,
despotricando y con lo poderosos q eran, no podían negar la autoridad de
Israphel y Siel actuando como guardianes de la Torre. Lady Ariel y los
cuatro Señores bendecidos eran quienes argumentaron a su favor durante
horas, pero solamente fue el acuerdo de la Señora Siel el que selló la
cuestión de una vez por todas. Los guardianes hablaron: habría paz.
Nuestros antepasados se regocijaron. ¿Y quién no?, el Señor
Asphel estaba lleno de ira y sus seguidores estaban llenos de furia.
Ellos sacaron sus alas y tomaron su camino en la fría noche, nadie
dudaba de que volverían pronto, una vez que se les hubiera enfriado el
temperamento. El camino estaba claramente establecido, y nadie tenía
agallas a rebelarse.
Los fieles de Aiel, cantaron para alabar y dar las gracias a
Aion, y por primera vez en muchos, muchos siglos, tuvimos esperanza.
Capítulo 5: La época del cataclismo
Amaneció… era el día de la conferencia de paz. Nuestros ancestros se
despertaron y fueron en busca de los cinco Señores Dragones, líderes de
los Balaur, se aventuraron solos, fuera de la protección del escudo
Aetheric. Las descripciones que tenemos de ese día nos muestran a
criaturas físicamente enormes, mucho más que el resto de los Balaur.
Siel e Israphel, los dos Señores Empíreos encargados de la
protección de la Torre, disminuyeron la potencia del escudo Aetheric, e
invitaron a los Señores Dragones dentro de la torre para negociar con
ellos. En ese momento estas criaturas tuvieron la oportunidad de
destruirnos por completo, pero decidieron no hacerlo, en vez de
destruirnos caminaron pacíficamente por nuestros asentamientos y por
nuestra Torre. Quizás ganamos su respeto a través de nuestra
determinación, y quizás esta confianza que nosotros y Ariel pusimos en
ellos no estaba fuera de lugar. Asphel estaba presente, y con él también
estaban sus compinches, con sus oscuras caras. La conferencia de paz
comenzó, al principio las negociaciones progresaron bien.
Pero después, todo sucedió en un momento.
Todavía hablamos de los eventos que sucedieron ese día, de
repente se escucharon gritos de pánico, todos supimos de que se trataba:
los beligerantes tendrían su guerra, aunque tuvieran que sacrificar
todo Atreia para conseguirlo. De repente vimos a Asphel moverse
rápidamente y colapsó al Señor Dragón Vitra. Los Balaur no malgastaron
el tiempo con palabras. En un instante, el caos se adueñó de la
situación y hubo una gran matanza.
Con su odio duplicado, se abrieron camino a través de nosotros y
se adentraron dentro de la propia sustancia de Aion. Las paredes de la
Torre se agrietaron, y empezaron a fragmentarse.
Ariel lloraba mientras intentaba mantener la Torre de Eternidad
intacta. Se desplazó a la base Sur de la Torre para darle energía,
acompañada de todos los Señores que la apoyaban, ella era lo único que
se interponía entre Atreia y la destrucción. Asphel y su grupo, fueron
al norte con el mismo propósito, sin duda dejaron a un lado la repentina
reanudación de las hostilidades y fueron a hacer su deber, mantener la
Torre intacta.
A pesar de la lucha de Aiel, los Señores fallaron. La Torre gimió, y fue destruida de principio a fin. Aion cayó.
Se me hace difícil contar el miedo que pasaron nuestros
antepasados cuando la gran Torre que se alzaba en el interior de Atreia
se hizo añicos rápidamente. Miles, corriendo para poder salvar sus
vidas, dejando un pandemonio en su estela.
Al darse cuenta de que Atreia se estaba muriendo, Siel e Israphel
sacrificaron sus vidas. Cada uno de ellos donó su cuerpo de Aether, su
sangre, y en los últimos momentos los utilizaron para salvar a nuestro
pueblo.
Millones murieron en los que ahora conocemos como la época del
cataclismo. Por último, igual que escombros, observamos que le había
ocurrido a nuestro hermoso mundo: Aion, la Torre de la Eternidad, se
hizo pedazos, y nuestro mundo se rasgó en dos.
Capítulo 6: Liberación
Soy un Elyos, somos gente que vivimos en la mitad Sur de Atreia, a
nuestro nuevo mundo le hemos llamado Elysea. Al principio nuestros ojos
fueron deslumbrados por nuestra estrella, ya que la calma que emitía
nuestra Torre de la Eternidad se había disipado. Pero pronto nos
adaptamos, así que en poco tiempo estuvimos celebrando el vivir en este
nuevo mundo. Mirando hacia el cielo podemos ver los restos oscurecidos
de la parte Norte de Atreia, girando lentamente como si se aferrara
desesperadamente a nuestro glorioso Santuario.
La luz de nuestra nueva estrella era magnífica, y pronto
convirtió nuestros pobres campos en frondosos pastos, de la misma forma
fuimos convertidos en seres de una gran belleza. Nuestra piel brilló con
fuerza, nuestros corazones se hicieron más fuertes y seguros. Aion, con
una rápida decisión, hizo que ocurriera de esta forma. Nosotros los
Elyos: los elegidos por Aion, hemos sido enviados deliberadamente por
nuestro Dios al ¡Paraíso! Un mundo al cual los Balaur no pueden llegar -
Ariel nos contó que Siel e Israphel les desterraron a un vacío
desconocido, justo antes de que esos nobles Daeva sacrificaran sus vidas
durante la Época de Cataclismo.
Los cinco Señores Empíreos que fueron enviados por Siel e
Israphel nos acogieron bajo su protección, y se llamaron a sí mismos
como los Señores Seraphim. Los Señores Seraphim nos contaron como
lucharon nuestros ancestros, y como los otros cinco Señores Empíreos
provocaron e insultaron a los Balaur, conduciéndolos hacia nuevos
conflictos. Nuestro mundo, que una vez fue tan estable y armonioso, ha
sido dividido en dos, y la culpa de todo esto la tienen las acciones de
los cuatro Señores Empíreos y su maldito líder, Asphel.
El primer paso fue reconstruir nuestras vidas, y con ellas
nuestra nueva ciudad, una gloriosa creación realizada para nuestro nuevo
mundo y para nuestros Señores, a la que llamamos Sanctum. Juramos
proteger nuestro nuevo hogar, y los más fuertes Daeva fueron nombrados
guardianes por los Señores Seraphim.
Setecientos cincuenta años pasaron de esta manera en Atreia. La
mayor parte del tiempo estuvimos en paz, y prosperamos lo mejor posible.
Sin embargo, las cosas iban a cambiar de nuevo, en cuanto nuestro
planeta empezara a sanarse él mismo.
Capítulo 7: El abismo y la Legión Storm
Después del cataclismo, lo único que quedó de nuestra Torre fueron
dos tocones como recordatorio, uno en nuestro mundo, y el otro aun
visible en la parte superior de Atreia. La mayor parte de la Torre fue
destruida, los restos están esparcidos entre los dos mundos.
Un buen día, la tierra alrededor de estos restos se empezó a
elevar, y lentamente los fragmentos levitaron hacia el aire por sí
mismos. Enviamos a nuestros guardianes más bravos para que investigaran
el fenómeno, y descubrieron portales que conducen a trozos flotantes de
la Torre de Aion, en un extraño reino donde el Aether fluye como el
agua.
A este mundo lo llamamos el abismo, y poco a poco nuestros Daeva
se aventuraron en él, explorando este entorno nuevo y volátil.
Encontraron un mundo rico en Aether del que Aion había dado a los
Señores Empíreos, y el cual los Daeva manipularon cuando estábamos en
guerra con los Balaur. Perdimos a muchos Daeva, muchos de los portales
eran inestables, y los tuvimos que cerrar, exiliando a cualquiera que lo
hubiera atravesado.
Un buen día abrimos otro portal, más grande y estable que otros.
Nuestro guardián Deltras lo atravesó, y en el otro lado, encontramos
algo asombroso. Su legión, la Legión Storm, estaban en la mitad superior
de Atreia, y cuando miraron a través del cielo, no vieron los tristes
restos de la Torre de Aion y la parte superior de Atreia, si no que lo
que vieron fue su propio mundo de Elysea, bañado con la cálida luz del
sol.
Poco a poco, cautelosamente, comenzaron a moverse, explorando
cuidadosamente esta tierra desconocida que hace tiempo perteneció a su
mundo. Era una tierra oscura y aprensiva, llena de susurros y fugaces
sombras. Ahí descubrieron a los Asmodians, hombres y mujeres que antaño
fueron nuestros hermanos, pero se habían convertido en deformadas y
torcidas criaturas. Y lo que era aun peor, esas pesadillas eran
dirigidas por uno de los asesinos de los Señores Empíreos, un ser cruel
llamado Zikel.
Estaba oscuro; nuestros Daevas no podían ver bien, y pronto
fueron capturados por Zikel y sus monstruos. Este ser, al que hace
tiempo veneramos junto con el gran Aiel, tiró a Deltras al suelo,
demandándole que maldijera a los Señores Seraphin y reconociera su
debilidad. Deltras, valiente y noble como siempre, mantuvo el honor de
los Elyos. Se negó a maldecir a los Señores Seraphim, en lugar de esto
maldijo al arrogante Zikel en su propia cara.
Los Asmodians atacaron, y quienes estábamos esperando al otro
lado del portal vimos volver solo a dos de los nuestros, ensangrentados y
heridos.
Capítulo 8: Un Nuevo enemigo, un Viejo enemigo
Estábamos sorprendidos. Sorprendidos de que alguien hubiera podido
sobrevivir en esa desolación, en esas tierras congeladas de encima
nuestra, sorprendidos en lo que se habían convertido los Asmodians.
Rápidamente movilizamos a nuestras Legiones, y nos preparamos para la
guerra.
Aion volvió a poner a prueba nuestra determinación, un tercer
portal fue abierto y estabilizado, de él salió un horror que jamás
esperábamos volver a ver - los Balaur. Rápidamente consolidaron sus
fuerzas, convocando a los Krall ya los Mau a su lado, también forzaron a
razas más débiles a su sumisión. Su ira era mayor que nunca, y nosotros
somos los más odiados por los Balaur.
Debemos soportarlo. Nosotros los Elyos somos la luz del amanecer,
la promesa de un mañana mejor. Somos la vida, la alegría de la vida,
somos el puño que derrotará a todos aquellos que intenten apagar nuestra
luz.
Aun así, todos nosotros, desde el peor hasta el mejor, hemos
sufrido alguna duda. ¿Hemos sido bendecidos con el favor de Aion? ¿Son
nuestros líderes honestos y sabios? ¿Podrá nuestra gran misión de llevar
a todas las tierras la civilización bajo el gobierno de los Elyos,
tener éxito? ¿Somos mejores que aquellos monstruos a los que nos
oponemos? Y la más profunda, la más traicionera de todas las dudas:
¿Tenemos el derecho de hacerlo?
Estos dolores del alma no pueden ser curados con reflexión y
debate. Requieren una apelación al espíritu. Una leyenda muy antigua –
posiblemente datada durante la época del cataclismo – habla de un joven
Elyos que estaba azotado por las dudas, rezó a la Señora Ariel para que
le orientara. Tuvo una visión de una amable gloria, ella levantó sus
manos por encima de los hombros y dijo las siguientes palabras:
"Fe y armas”
Los jóvenes Elyos que lean mis palabras que las tengan muy en
cuenta. No discutan, no se preocupen: tomar las armas en nombre de los
Señores Seraphim, ¡adelante! Cuando marchamos todos juntos, nuestras
Legiones brillan como el acero, y el amor de nuestra señora llena
nuestros corazones, entonces todas nuestras dudas desaparecen con el
rocío de la mañana.
La fe por si sola es admirable, cierto, pero los Elyos rechazamos
ser mártires. Las artes Marciales también pueden ir solas, pero sin el
conocimiento de grandes poderes, se degrada a la mera brutalidad de los
Asmodians, y las lanzas se agitan en perversos juegos de los señores de
la guerra. Pero fe y armas juntas, unidas en las sagradas plegarias que
realizamos en Elysea, tiene el poder de preservar nuestra noble misión y
el sello de la promesa de un futuro mejor para todos.
Se lo debemos en gran medida a los que han ido. Nuestro mundo,
esta tierra en la que vivimos, nos fue otorgada por Siel e Israphel a
cambio de sus vidas. Creímos que esta nueva vida era un sustento para
nosotros, nos dio la oportunidad de saborear y disfrutar la victoria
sobre los Asmodian a quienes una vez los tratábamos como hermanos. Sin
embargo, todo cambió, cuando supimos, totalmente por accidente, de algo
terrorífico…
Atreia se esta muriendo. Nuestro mundo fluye Aether continuamente
a través del Abismo, y a no ser que este flujo sea controlado, se
deriva, entonces esta fuente de vida se agotará. Nuestro mundo, solo se
mantiene unido por el acto final de sacrificio de Siel e Israphel,
simplemente se deshacerá, y las mitades vacías que una vez formaron este
grande planeta se irán a la deriva por el espacio para siempre. Toda
vida será extinguida en un abrir y cerrar de ojos, y todo lo que hemos
logrado, todo lo que hemos trabajado, se perderá.
Pánico, nuestros sacerdotes y nuestros sabios comenzaron a
investigar posibles soluciones. Fue entonces cuando encontramos una
solución.
El abismo es un eco de la gran Torre de la Eternidad que hace
tiempo estuvo en el centro de nuestro mundo. Solamente existe gracias
enormes fuerzas arcanas que aun resuenan entre los dos portales de las
Torres… un muro de fuerza sobrenatural, es como la fuerza titánica que
se forma entre dos polos magnéticos. Si destruimos la Torre de Oscuridad
de los Asmodian, se colapsará el muro, cerrando el Abismo para siempre.
No solamente libraríamos a este mundo de su oscura y triste cicatriz,
si no que salvaremos nuestro mundo de la destrucción, y entregaremos a
nuestra gente el paraíso eterno que nos concedió Aion!
Esta es nuestra prueba final, nuestro ultimo obstáculo antes de
que podamos tener nuestra recompensa. Debemos destruir a los Asmodians y
a su patético mundo: debemos salvar Atreia.
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