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    Martes, 03.19.2024, 5:47 AM

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    Le saludo Visitante
    Elyos

    Introducción al libro de los Elyos



    Vinieron hace un año, esos amigos, esos malditos Asmodians. Aparecieron de la nada, saltando a través de uno de nuestros portales justo después de que se marcharan nuestros legionarios. Cobardes. Nos masacraron como si fuéramos madera, y aunque los más valientes trataron de resistir su ataque, ¿Qué esperanza había contra estos seres inmortales? Yo huí, no me avergüenzo de decirlo, yo huí mientras mis amigos, mis vecinos y mi familia eran asesinados.

    Alguien tiene que recordar actos como estos, ya que es a través de estas acciones cuando un ser racional puede ver que somos un pueblo honorable y ver quienes son los malos. Así que corrí y me escondí, y cuando volví ayudé a enterrar a los muertos. "¿Por qué?” Pregunté. "¿Por qué alguien haría algo como esto?”. Entonces me di cuenta de lo poco que sabía sobre la historia de nuestro planeta. Poco después empecé a investigar sobre lo que ocurrió hace años, cuando comenzó la guerra contra aquellos que considerábamos nuestros hermanos, los Asmodians. Dentro de estas páginas encontrarás todo lo que he descubierto sobre Atreia, de los que vivieron y de los que vivimos en estas tierras sagradas.

    ¿Nosotros somos arrogantes? .Puede que si. He visto tanta arrogancia entre Elyos como calidez y generosidad. A los Asmodians los he visto con mis propios ojos, me han hecho probar mi propia sangre. Esas criaturas, convertidas en viles monstruos… ¿Han sido maldecidas por Aion? .Es posible que nosotros los Elyos, bellos como somos, ¿Estemos bendecidos? .Somos el reflejo del medioambiente en el cual hemos sobrevivido y vivido. ¿O son ellos un reflejo nuestro? .Por mi vida que no lo se.

    Mi nombre es Rafaela, y aquí debajo he detallado mi investigación. Solo deseo que encuentres útiles mis notas y que sirvan de ayuda para liberar este hermoso y roto mundo de los demonios que lo infestan.

    Capítulo 1: Creación

    Hace incontables milenios, nuestro dios, Aion, creó Atreia. Nuestro mundo era hermoso, un planeta lleno de vida y color con la poderosa Torre de la Eternidad que abarcaba el núcleo de nuestro mundo. Durante esa época Asmodians y Elyos éramos todos iguales, simplemente llamados humanos. Nuestro mundo estaba aislado y nuestros hogares estaban iluminados por la suavidad y gentileza de la torre. Ella nos nutría, nos daba esperanza y era nuestro soporte. A su vez nosotros éramos subordinados de nuestro dios, Todo esto no son solo historias y cuentos que han pasado de generación en generación si no que lo confirman inscripciones y artefactos que nuestro arqueólogos han encontrado.

    El por qué Aion creó este mundo es un misterio. Sin embargo, en retrospectiva podemos ver que nuestro Dios tenía un reto monumental guardado en el almacén para nosotros, una monstruosidad fue convocada para poner a prueba nuestra voluntad y la fuerza de nuestras convicciones.

    Capítulo 2: La Edad de los Balaur

    Fueron llamados draken, a nuestros ojos eran unas bestias terribles. Una de nuestras más antiguas fábulas menciona a estas monstruosidades, por las noches asustamos a los niños que se portan mal con la furiosa ira y la sed de sangre de estos engendros.

    Rápidamente aprendimos a escondernos de ellos, usando enclaves naturales para mantener sus ojos alejados de nosotros. Aun así hemos perdido miles de los nuestros, mientras que otras criaturas han sido eliminadas en virtud de sus implacables ataques.

    Otras, como los Mau, y los Krall, fueron esclavizados por los draken; solo se les mantiene vivos para que su fuerza bruta pueda se usada en contra de nuestros enemigos.

    Los draken, fueron enviados por Aion para que se cumplieran las reglas en Atreia, a la vez que aumentaban en número, mayor era su confianza. Sin embargo, su codicia por el poder fue creciendo, poco a poco fueron olvidando su verdadera misión, y también a su Dios. Nuestras historias relatan un día en particular, cuando algo cambió en los draken. De repente eran más organizados, y algunos de ellos dominaban al resto. Más tarde supimos que estos draken eran llamados ‘awakening’, y fue durante esa época cuando sus nuevos amos, los cinco Señores Dragón, renombraron a sus descendientes con el nombre que actualmente los conocemos, los Balaur.

    Cuando nuestros ancestros vieron por primera vez a los Balaur, pensaron que eran una nueva especie, ya que su apariencia física y sus habilidades eran muy diferentes. Solamente después de sus primeros ataques reconocieron la brutalidad de sus asaltantes, y su incesante deseo de extinguir la vida, la verdad apareció ante nuestros ancestros: Estas criaturas, que aparentemente habían recibido la bendición de Aion, eran los mismos engendros de antes que brutalmente aniquilaban raza tras raza en el mundo de Atreia.

    Los Balaur habían olvidado completamente su misión, arrogantes y codiciosos demandaron más poder a Aion del que podía proporcionarles. Aion se lo negó, amenazado por las posibles consecuencias de que poseyeran un poder destructivo tan terrorífico, semejante al que nuestro benevolente creador. Sus poderes fueron reprimidos por Aion, los Balaur renegaron de su Dios. Y siguieron adelante con sus temas bélicos y poniendo en peligro la misma Torre de la Eternidad.

    Capítulo 3: La guerra milenaria

    Nuestros ancestros fueron valientes, se mantuvieron unidos en defensa de la Torre y del Dios que amaban. Sin embargo, los Balaur, con su gran fuerza bruta, varias veces atravesaron nuestras filas, y sacrificaron a miles de los nuestros. En un movimiento desesperado, Aion creó los 12 Señores Empíreos, 12 poderosos guardianes con la tarea de reinar sobre los Balaur y restaurar la paz en Atreia. Aion también creó el Aether, una sustancia que los Señores Empíreos pudieran manipular para protegerse ellos y sus seguidores de los Balaur. Esta sustancia se utilizó para crear un escudo protector sobre la torre de Aion, tan grande que permitió a nuestros antepasados descansar dentro de sus fronteras y lentamente, día a día, restaurar algo de civilización.

    Así empezó la guerra milenaria, un conflicto que sufrieron las tierras y las criaturas que no estaban bajo la protección de nuestro escudo de Aetheric, a todo aquel que ofrecía una mínima resistencia los Balaur pagaban con ellos toda su frustración haciéndoles sufrir y gritar de agonía. Las inscripciones que poseemos actualmente muestran a nuestra gente prosperar durante el período en que los Señores Empíreos luchaban valientemente contra los Balaur, a veces llevando con ellos humanos que eran capaces de utilizar el Aether de una forma similar a los Señores Empíreos. A estos individuos se les llamó Daeva, y con el paso del tiempo aumentaron su poder llegando a superar el nuestro. Virtualmente eran semidioses, y pronto se convirtieron en piezas fundamentales para nuestro futuro. De hecho, su capacidad para volar ha llevado a muchos de nosotros a creer que son ángeles enviados por Aion para poner orden y estabilidad en nuestro mundo.

    La guerra asoló durante años, durante este tiempo ambos bandos tomaban ocasionalmente el control, parece que esta guerra estaba perfectamente equilibrada. Si una de las partes eventualmente cantaba victoria, las pérdidas que había tenido en su propia gente eran casi insoportables.

    Por el miedo de continuar con esta agobiante y desmoralizadora guerra, algunos de nuestros Señores Empíreos comenzaron a buscar otras maneras de poner fin a esta lucha.

    Capítulo 4: Esperanza

    De todos los Señores Empíreos, el que más habló a nuestro pueblo fue una hermosa figura llamada Ariel. En una de sus primeras noches en Atreia, Ariel bajó de la Torre de Aion y habló con nosotros alrededor de nuestra fogata. En todo momento, ella fue paciente y cuidadosa, y nos contó todo lo que necesitábamos saber. Los Balaur, aterradores y poderosos como eran, no se atrevían a cruzar el escudo Aetheric. Por primera vez en muchos, muchos años, estábamos seguros. Todavía tenemos la talla de piedra que representa esa noche, mostrando esa figura femenina, con los brazos abiertos, observándonos con lágrimas de alegría cómo celebrábamos nuestra primera vez a salvo en muchos, muchos años.

    Os voy a hablar sobre Ariel, porque ella fue la primera en reconocer la sabiduría del Señor Israphel, que hizo una inesperada propuesta paz viendo que era la única solución posible al conflicto. Fue ella quien tuvo la visión de saber que la victoria, en caso de que fuera posible, seguramente nos dejaría muy mermados y fue suficientemente valiente para hacer frente al resto de Señores Empíreos, y condenar tanto su sed de sangre como la gloria que buscaban en las batallas.

    Ella se hizo eco del punto de vista de Israphel: que si llevamos atrapados cientos de años en esta guerra, ¿qué garantía tenemos de que esta atroz guerra no vuelva en dos o tres, o en mil años? .Ariel observó, que tal y como Israphel había dicho, de continuar con esta exhausta guerra, correríamos el riesgo de perder más que meras cifras. Perderíamos algo que nos haría peor que los Balaur y el resto de feroces bestias que viven en este mundo: nuestra humanidad. Era bien sabido por todos que Israphel odiaba a los Balaur más que a nada. Si él pudo superar su odio en nombre de la paz, entonces todo el mundo puede hacerlo, de hecho debe de servir de ejemplo.

    No tenemos registros de qué es exactamente lo que se dijeron entre los Señores Empíreos, pero a partir del anuncio de Israphel, sabemos que había algo de controversia entre Ariel y algunos de los Señores más belicosos. Estaba claro que la decisión de paz tendría oposición, y por primera vez, aparecieron fisuras en nuestro frente unido.

    Pero incluso los belicistas y los buscadores de gloria, despotricando y con lo poderosos q eran, no podían negar la autoridad de Israphel y Siel actuando como guardianes de la Torre. Lady Ariel y los cuatro Señores bendecidos eran quienes argumentaron a su favor durante horas, pero solamente fue el acuerdo de la Señora Siel el que selló la cuestión de una vez por todas. Los guardianes hablaron: habría paz.

    Nuestros antepasados se regocijaron. ¿Y quién no?, el Señor Asphel estaba lleno de ira y sus seguidores estaban llenos de furia. Ellos sacaron sus alas y tomaron su camino en la fría noche, nadie dudaba de que volverían pronto, una vez que se les hubiera enfriado el temperamento. El camino estaba claramente establecido, y nadie tenía agallas a rebelarse.

    Los fieles de Aiel, cantaron para alabar y dar las gracias a Aion, y por primera vez en muchos, muchos siglos, tuvimos esperanza.

    Capítulo 5: La época del cataclismo

    Amaneció… era el día de la conferencia de paz. Nuestros ancestros se despertaron y fueron en busca de los cinco Señores Dragones, líderes de los Balaur, se aventuraron solos, fuera de la protección del escudo Aetheric. Las descripciones que tenemos de ese día nos muestran a criaturas físicamente enormes, mucho más que el resto de los Balaur.

    Siel e Israphel, los dos Señores Empíreos encargados de la protección de la Torre, disminuyeron la potencia del escudo Aetheric, e invitaron a los Señores Dragones dentro de la torre para negociar con ellos. En ese momento estas criaturas tuvieron la oportunidad de destruirnos por completo, pero decidieron no hacerlo, en vez de destruirnos caminaron pacíficamente por nuestros asentamientos y por nuestra Torre. Quizás ganamos su respeto a través de nuestra determinación, y quizás esta confianza que nosotros y Ariel pusimos en ellos no estaba fuera de lugar. Asphel estaba presente, y con él también estaban sus compinches, con sus oscuras caras. La conferencia de paz comenzó, al principio las negociaciones progresaron bien.

    Pero después, todo sucedió en un momento.

    Todavía hablamos de los eventos que sucedieron ese día, de repente se escucharon gritos de pánico, todos supimos de que se trataba: los beligerantes tendrían su guerra, aunque tuvieran que sacrificar todo Atreia para conseguirlo. De repente vimos a Asphel moverse rápidamente y colapsó al Señor Dragón Vitra. Los Balaur no malgastaron el tiempo con palabras. En un instante, el caos se adueñó de la situación y hubo una gran matanza.

    Con su odio duplicado, se abrieron camino a través de nosotros y se adentraron dentro de la propia sustancia de Aion. Las paredes de la Torre se agrietaron, y empezaron a fragmentarse.

    Ariel lloraba mientras intentaba mantener la Torre de Eternidad intacta. Se desplazó a la base Sur de la Torre para darle energía, acompañada de todos los Señores que la apoyaban, ella era lo único que se interponía entre Atreia y la destrucción. Asphel y su grupo, fueron al norte con el mismo propósito, sin duda dejaron a un lado la repentina reanudación de las hostilidades y fueron a hacer su deber, mantener la Torre intacta.

    A pesar de la lucha de Aiel, los Señores fallaron. La Torre gimió, y fue destruida de principio a fin. Aion cayó.

    Se me hace difícil contar el miedo que pasaron nuestros antepasados cuando la gran Torre que se alzaba en el interior de Atreia se hizo añicos rápidamente. Miles, corriendo para poder salvar sus vidas, dejando un pandemonio en su estela.

    Al darse cuenta de que Atreia se estaba muriendo, Siel e Israphel sacrificaron sus vidas. Cada uno de ellos donó su cuerpo de Aether, su sangre, y en los últimos momentos los utilizaron para salvar a nuestro pueblo.

    Millones murieron en los que ahora conocemos como la época del cataclismo. Por último, igual que escombros, observamos que le había ocurrido a nuestro hermoso mundo: Aion, la Torre de la Eternidad, se hizo pedazos, y nuestro mundo se rasgó en dos.

    Capítulo 6: Liberación

    Soy un Elyos, somos gente que vivimos en la mitad Sur de Atreia, a nuestro nuevo mundo le hemos llamado Elysea. Al principio nuestros ojos fueron deslumbrados por nuestra estrella, ya que la calma que emitía nuestra Torre de la Eternidad se había disipado. Pero pronto nos adaptamos, así que en poco tiempo estuvimos celebrando el vivir en este nuevo mundo. Mirando hacia el cielo podemos ver los restos oscurecidos de la parte Norte de Atreia, girando lentamente como si se aferrara desesperadamente a nuestro glorioso Santuario.

    La luz de nuestra nueva estrella era magnífica, y pronto convirtió nuestros pobres campos en frondosos pastos, de la misma forma fuimos convertidos en seres de una gran belleza. Nuestra piel brilló con fuerza, nuestros corazones se hicieron más fuertes y seguros. Aion, con una rápida decisión, hizo que ocurriera de esta forma. Nosotros los Elyos: los elegidos por Aion, hemos sido enviados deliberadamente por nuestro Dios al ¡Paraíso! Un mundo al cual los Balaur no pueden llegar - Ariel nos contó que Siel e Israphel les desterraron a un vacío desconocido, justo antes de que esos nobles Daeva sacrificaran sus vidas durante la Época de Cataclismo.

    Los cinco Señores Empíreos que fueron enviados por Siel e Israphel nos acogieron bajo su protección, y se llamaron a sí mismos como los Señores Seraphim. Los Señores Seraphim nos contaron como lucharon nuestros ancestros, y como los otros cinco Señores Empíreos provocaron e insultaron a los Balaur, conduciéndolos hacia nuevos conflictos. Nuestro mundo, que una vez fue tan estable y armonioso, ha sido dividido en dos, y la culpa de todo esto la tienen las acciones de los cuatro Señores Empíreos y su maldito líder, Asphel.

    El primer paso fue reconstruir nuestras vidas, y con ellas nuestra nueva ciudad, una gloriosa creación realizada para nuestro nuevo mundo y para nuestros Señores, a la que llamamos Sanctum. Juramos proteger nuestro nuevo hogar, y los más fuertes Daeva fueron nombrados guardianes por los Señores Seraphim.

    Setecientos cincuenta años pasaron de esta manera en Atreia. La mayor parte del tiempo estuvimos en paz, y prosperamos lo mejor posible. Sin embargo, las cosas iban a cambiar de nuevo, en cuanto nuestro planeta empezara a sanarse él mismo.

    Capítulo 7: El abismo y la Legión Storm

    Después del cataclismo, lo único que quedó de nuestra Torre fueron dos tocones como recordatorio, uno en nuestro mundo, y el otro aun visible en la parte superior de Atreia. La mayor parte de la Torre fue destruida, los restos están esparcidos entre los dos mundos.

    Un buen día, la tierra alrededor de estos restos se empezó a elevar, y lentamente los fragmentos levitaron hacia el aire por sí mismos. Enviamos a nuestros guardianes más bravos para que investigaran el fenómeno, y descubrieron portales que conducen a trozos flotantes de la Torre de Aion, en un extraño reino donde el Aether fluye como el agua.

    A este mundo lo llamamos el abismo, y poco a poco nuestros Daeva se aventuraron en él, explorando este entorno nuevo y volátil. Encontraron un mundo rico en Aether del que Aion había dado a los Señores Empíreos, y el cual los Daeva manipularon cuando estábamos en guerra con los Balaur. Perdimos a muchos Daeva, muchos de los portales eran inestables, y los tuvimos que cerrar, exiliando a cualquiera que lo hubiera atravesado.

    Un buen día abrimos otro portal, más grande y estable que otros. Nuestro guardián Deltras lo atravesó, y en el otro lado, encontramos algo asombroso. Su legión, la Legión Storm, estaban en la mitad superior de Atreia, y cuando miraron a través del cielo, no vieron los tristes restos de la Torre de Aion y la parte superior de Atreia, si no que lo que vieron fue su propio mundo de Elysea, bañado con la cálida luz del sol.

    Poco a poco, cautelosamente, comenzaron a moverse, explorando cuidadosamente esta tierra desconocida que hace tiempo perteneció a su mundo. Era una tierra oscura y aprensiva, llena de susurros y fugaces sombras. Ahí descubrieron a los Asmodians, hombres y mujeres que antaño fueron nuestros hermanos, pero se habían convertido en deformadas y torcidas criaturas. Y lo que era aun peor, esas pesadillas eran dirigidas por uno de los asesinos de los Señores Empíreos, un ser cruel llamado Zikel.

    Estaba oscuro; nuestros Daevas no podían ver bien, y pronto fueron capturados por Zikel y sus monstruos. Este ser, al que hace tiempo veneramos junto con el gran Aiel, tiró a Deltras al suelo, demandándole que maldijera a los Señores Seraphin y reconociera su debilidad. Deltras, valiente y noble como siempre, mantuvo el honor de los Elyos. Se negó a maldecir a los Señores Seraphim, en lugar de esto maldijo al arrogante Zikel en su propia cara.

    Los Asmodians atacaron, y quienes estábamos esperando al otro lado del portal vimos volver solo a dos de los nuestros, ensangrentados y heridos.

    Capítulo 8: Un Nuevo enemigo, un Viejo enemigo

    Estábamos sorprendidos. Sorprendidos de que alguien hubiera podido sobrevivir en esa desolación, en esas tierras congeladas de encima nuestra, sorprendidos en lo que se habían convertido los Asmodians. Rápidamente movilizamos a nuestras Legiones, y nos preparamos para la guerra.

    Aion volvió a poner a prueba nuestra determinación, un tercer portal fue abierto y estabilizado, de él salió un horror que jamás esperábamos volver a ver - los Balaur. Rápidamente consolidaron sus fuerzas, convocando a los Krall ya los Mau a su lado, también forzaron a razas más débiles a su sumisión. Su ira era mayor que nunca, y nosotros somos los más odiados por los Balaur.

    Debemos soportarlo. Nosotros los Elyos somos la luz del amanecer, la promesa de un mañana mejor. Somos la vida, la alegría de la vida, somos el puño que derrotará a todos aquellos que intenten apagar nuestra luz.

    Aun así, todos nosotros, desde el peor hasta el mejor, hemos sufrido alguna duda. ¿Hemos sido bendecidos con el favor de Aion? ¿Son nuestros líderes honestos y sabios? ¿Podrá nuestra gran misión de llevar a todas las tierras la civilización bajo el gobierno de los Elyos, tener éxito? ¿Somos mejores que aquellos monstruos a los que nos oponemos? Y la más profunda, la más traicionera de todas las dudas: ¿Tenemos el derecho de hacerlo?

    Estos dolores del alma no pueden ser curados con reflexión y debate. Requieren una apelación al espíritu. Una leyenda muy antigua – posiblemente datada durante la época del cataclismo – habla de un joven Elyos que estaba azotado por las dudas, rezó a la Señora Ariel para que le orientara. Tuvo una visión de una amable gloria, ella levantó sus manos por encima de los hombros y dijo las siguientes palabras:

    "Fe y armas”

    Los jóvenes Elyos que lean mis palabras que las tengan muy en cuenta. No discutan, no se preocupen: tomar las armas en nombre de los Señores Seraphim, ¡adelante! Cuando marchamos todos juntos, nuestras Legiones brillan como el acero, y el amor de nuestra señora llena nuestros corazones, entonces todas nuestras dudas desaparecen con el rocío de la mañana.

    La fe por si sola es admirable, cierto, pero los Elyos rechazamos ser mártires. Las artes Marciales también pueden ir solas, pero sin el conocimiento de grandes poderes, se degrada a la mera brutalidad de los Asmodians, y las lanzas se agitan en perversos juegos de los señores de la guerra. Pero fe y armas juntas, unidas en las sagradas plegarias que realizamos en Elysea, tiene el poder de preservar nuestra noble misión y el sello de la promesa de un futuro mejor para todos.

    Se lo debemos en gran medida a los que han ido. Nuestro mundo, esta tierra en la que vivimos, nos fue otorgada por Siel e Israphel a cambio de sus vidas. Creímos que esta nueva vida era un sustento para nosotros, nos dio la oportunidad de saborear y disfrutar la victoria sobre los Asmodian a quienes una vez los tratábamos como hermanos. Sin embargo, todo cambió, cuando supimos, totalmente por accidente, de algo terrorífico…

    Atreia se esta muriendo. Nuestro mundo fluye Aether continuamente a través del Abismo, y a no ser que este flujo sea controlado, se deriva, entonces esta fuente de vida se agotará. Nuestro mundo, solo se mantiene unido por el acto final de sacrificio de Siel e Israphel, simplemente se deshacerá, y las mitades vacías que una vez formaron este grande planeta se irán a la deriva por el espacio para siempre. Toda vida será extinguida en un abrir y cerrar de ojos, y todo lo que hemos logrado, todo lo que hemos trabajado, se perderá.

    Pánico, nuestros sacerdotes y nuestros sabios comenzaron a investigar posibles soluciones. Fue entonces cuando encontramos una solución.

    El abismo es un eco de la gran Torre de la Eternidad que hace tiempo estuvo en el centro de nuestro mundo. Solamente existe gracias enormes fuerzas arcanas que aun resuenan entre los dos portales de las Torres… un muro de fuerza sobrenatural, es como la fuerza titánica que se forma entre dos polos magnéticos. Si destruimos la Torre de Oscuridad de los Asmodian, se colapsará el muro, cerrando el Abismo para siempre. No solamente libraríamos a este mundo de su oscura y triste cicatriz, si no que salvaremos nuestro mundo de la destrucción, y entregaremos a nuestra gente el paraíso eterno que nos concedió Aion!

    Esta es nuestra prueba final, nuestro ultimo obstáculo antes de que podamos tener nuestra recompensa. Debemos destruir a los Asmodians y a su patético mundo: debemos salvar Atreia.

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